jueves, 19 de julio de 2012

"LIMA DE UÑAS"

   Y ahí estaba yo, con aquellos chaps ultra ceñidos, como hechos a medida, oliendo a sexo, a tío, a “prepárate para lo que viene que te tengo unas ganas...” La visera de la gorra de plato tapándome los ojos. Quedada de fermonas y fantasías varias. Aquella película de fist casi en mis pupilas (el televisor enorme, pantalla plana), y yo montándome en historias donde era deleitado por un tropel de chicos buenorros completamente dilatados, tatuados, decididos. En la caja tonta la película enganchaba. Yo también me enganchaba a “mi película”. Le di fuego al porro que traía. Él (anfitrión) estaba preparando el J-lube. Espeso, como de costumbre. Mi polla comenzaba a bombear, pues imaginarme entre tíos cerdetes y macizorros, aunque fuera a través de la pantalla ya me ayudaba a entrar en el ciclo de desfase y dopaje que requería aquel acto sabrosón. Se disparaba, brutal, mi testosterona. Pensaba en dejarme un buen mostacho. Daban un cierto aire de virilidad, de vicio, de macho fistero, macho alfa. Siempre que veía esas películas leather me apetecía un piercing en la polla y ahora que estaba protagonizando mi propio film me volvía a apetecer. En esta primavera seguro me lo haría. (Un tiarrón como yo necesitaba de su Principe Alberto, como Él, que desde la cocina-laboratorio me miraba relamiéndose los labios). Pequeños golpes se escuchaban provenientes del suyo que eran musicalmente frenados por el lavavajillas.... Él se acercó a mi, agarró mi pollón lechero. Lo apretó duro, con actitud. Le dio un lametón mientras relajaba el esfínter.. Me echó un lapo en la boca que antes era un beso. Me gustó.... Era sólo un aperitivo. Enseguida lo dejó y siguió preparando su J-Lube no sin antes robarme una calada de mi deshinibida marihuana. Olía a macho. Yo también. Me había exigido que no me pusiera desodorante. Y yo obedecía. Seguí intentando mimetizarme en la orgía que me ofrecía aquel Sony de 42 pulgadas y ya lo iba consiguiendo. Sacó de una gaveta del aparador una caja. De ella un objeto.

   - Cuando puedas repásate las uñas, rey, que no quiero que me hagas daño.

   Sentí, mientras me daba una lima de uñas, como se desvanecía el mito. Y me vi como quien va a hacerse la manicuri enfundado en unos arneses de cuero: confundido, contrariado y un poco anestesiado.
   La fisteada genial.
   La pena: que desde que apareció en escena el femenino artefacto quise volver a mi película pero siempre fue en vano.

   Salí de su casa con las botas puestas y la felicidad de tener unas uñas impolutas, pero con la desazón de no haber podido empalmar aquella morbosa tarde gris de un gélido diciembre.



JAVIER BRAVO.
Barcelona, 1 de noviembre de 2011

"LO SIENTO, MI AMOR, PERO HE DE ENAMORARME"
(soneto verde esperanza)

Lo siento mi amor, he de enamorarme,
he de llenar de antojos la alacena,
buscar tropiezos en una noche ajena.
La pasión de mis poros piden aire.

El fuego que en el pecho me dejaste
no se puede apagar pues es de alguien
 que en un acierto se convertirá en tándem.
 Competirá con todo lo que me amaste.

 Yo sé que no te importa mi elección.
Contigo vi que pronto se hace tarde
 y en un abrir de ojos somos nadie

 y el tiempo se acelera en la canción.
Tengo que hacerlo, sabes, no es traición
 pues mi verde pradera está que arde.


JAVIER BRAVO.
Barcelona, 1 de septiembre de 2010


martes, 24 de mayo de 2011

"SON TUS DRAGONES EL MEJOR KIMONO"



para ti, Miguel. Fuego.

Son los dragones el mejor kimono
que puede tu viajera piel vestir,
jardines zen en los que revivir
el robo de tus besos más nipones.
Debo luchar con ellos. Les pretendo.
Samurai soy. Guerrero del Amor.
Con fuerza les provoco en tu pezón
y empalman mis katanas tres deseos.
Irme de mochilero tras tu axila
como un adolescente me hace bien,
y es que tu olor ya sabe a compromiso.
Me abandono a él, cual precipicio,
preciso y también precipitado.
Con un par de costuras ha bastado
para encender las luces de neón,
tener boyante mi cerezo en flor,
el sushi en el tatami de tu cuerpo...
y no por tener hambre ser perverso,
y no por karaoke no ser canción.
Y sí porque te veo religión.
Y sí por los dragones de tu cuerpo
que impares en tu tronco de bambú
junto a una geisha intuyen la canela.
Ellos bordan mi caos. Eso consuela.
Fuego en boca que quema en realidad
cuando la tuya intenta en espiral
desenredar mis labios de africano
que en nuevo continente, atrincherados,
de este kabuki no quieren partir.
Traje sastre que te sabe vestir.
Todo a medida. Limpieza en tus patrones.
Crisantemos. Piercings como botones
y Montes Fujis donde amanecer
después de un harakiri de placer
trajeado por el calor de tu kimono.
Me tatuaré “Miguel” allá en mi víspera
si el cambio de hoja colora esta estación.
Seré dragón y tú una tentación
envidiado por mi fondo de armario
que dándome la espalda a diario
me dejará en pelotas con tu piel.

Mas vendré a recogerte hecho un pincel.
Hilvano una ilusión entre sus llamas.


JAVIER BRAVO.
Barcelona, 1 de marzo de 2011.

"GAYRODEO"



Ya había agotado los ciento cincuenta caracteres del encabezado de mi perfil y aun me faltaban nudos por soltar. Que si no colocados, que si foto de cara, que si no orgías, que si aborrezco el chat... Aun así seguían visitándome aquellos que (sin fotos) exigían las mías más brutales, aquellos enfadados por no co-responderle, aquellos que insultaban desde el anonimato. Vivir para contar. La arena de la plaza se hacía conocida pues entre los atados, los amigos de amigos e históricas decepciones quedaban pocas opciones para la ilusión. Hasta que encuentras uno, un perfil conocido de un chico conocido que -cosas de la vida- nunca hubo feel back. Y esa tarde las bestias, que están de enhorabuena, se lanzan a la arena en un duelo virtual. Has quedado en dos horas con noibarcelona y aun no te lo crees. Lavativa y pa' allá (…) El polvo es un milagro de química encendida y tras el revolcón, aun con las camperas, te llenas de sorpresa: él te quiere abrazar. Y abrazados la vida parece se detiene, y hablas del gayrodeo, del tiempo, esta ciudad. El marcha de tu casa con sonrisa incluida y tu cierras la puerta masticando la paz. Luego pasan las horas, abres el gayrodeo. Hay un mensaje suyo: “Me ha encantado encontrarte”. Sonriendo disparas: “yo me dejo anudar”. Y ya no tienes ojos para otros perfiles, y embobado cabalgas sus fotos una vez más, y reviviendo lelo el polvo de la tarde tus deseos con pólvora son como un ojalá. Jugar en los adultos no entiende de paciencia. Con el ojo en la presa estudias el terreno, pues has lanzado un lazo y no quieres fallar.

Con un poco de suerte sale bien la “corrida” pero generalmente ni llegas a quedar. Van pasando las horas, localidades vendidas, y la plaza echa el cierre a par con tu humedad.


JAVIER BRAVO.
Barcelona, 2 de abril de 2011

martes, 8 de marzo de 2011

"ANUNCIO CLASIFICADO"


Busco que te busco compañero de ruedo
que me tome la mano y encadene mis besos,
que encarrile mis ansias,
desencarrílame,
que se desnude siempre,
que rasure mis miedos,
que a mis ojos se asome y entienda esta demanda
que liberada va buscando su fricción,
que atormenta mi paz si en mis noches le anhelo,
que sutil va y penetra en mi imaginación.

Imprescindible es que su sudor me cele,
que eróticos poemas exciten su atención,
que encuentre su mejor anzuelo entre mi piernas
que podrán atraparle cuando le sienta cerca,
que se volverán tercas,
exceso de doblez;
que caerán devotas a mi cama que espera
que conteste a este anuncio ese varón bravío
que con hambre vendrá vistiendo mi colchón.

Daré a cambio la risa que es hoy media sonrisa,
la llave de mis canas, y
la tranquilidad,
la tarjeta de crédito aun minimalista,
la caricia enfundada que una vez prometí,
la carrera de orgasmos que aguarda impacientada,
metáforas mojadas al degustar sus pies,
la ansiedad encubierta que hay siempre tras la puerta,
la anestesia en mis penas,
la fuerza en un abrazo,
la dosis necesaria de esa droga que cura,
que se adhiere a la vida,
se hace día a día,
hace todo con rima,
todo es un pacto. Dos.


Y como soy consciente de como va este juego,
que mientras más le busque más lejos paseará
este clasificado va cambiando de acera
para ver si, negándole, se arrima a mi carencia
y aparece, sorpresa, sin pensarle jamás.


Entonces:
no busco un compañero de juegos que me lama
un te quiero diario,
un gesto caluroso,
feos ojos de miel,
un cuello aletargado que se arrope en mis labios,
un guardián en mis noches,
un ronroneo y que nadie
responda a este papel.





JAVIER BRAVO.
Barcelona, 5 de diciembre de 2010.

foto: Kiril Chackhnazarov

"DEL MAR TODO EL SABOR ESTÁ EN TU OMBLIGO"


Todo el sabor del mar está en tu ombligo.
Los manantiales que huyen de mi boca
en rías de tu oblicuo desembocan,
naufragios que me saben a membrillo.
Vuelcas todo tu ardor en mis calores,
y absorto en el sudor, que desconcentra,
caigo en el pozo que tu cintura centra,
entierro en tus costillas mi bravura.
Mojo mi lengua en esa “tu calentura”,
líquida lava que sella mis palabras,
transpiro tu silencio un largo instante.
Hay una cuerda. Tiene un extremo en ti.
Bajo a tus piernas para encontrar un fin
como un ciego que debe sostenerse
y no puedo parar de sorprenderme
de tanto océano que hay para perderme
cuando a pique deambulo por tu ombligo.

Cuando a pique deambulo por tu ombligo:
oleajes de sudor como motivo.



JAVIER BAVO.
Barcelona, 14 de febrero de 2011.

"PINOCHO Y SU CUENTO"


Un homenaje a Eugene Ionesco y su teatro
del absurdo.


Ansiaba cambiar el curso a su tragedia.
Harto de la teka y tras varios intentos de suicidio (sólo le bastaba una cerilla encendida) anhelaba convertirse en una persona real, con venas como desembocaduras y latidos hechos bombos. Carne y hueso. Tenía como objetivo conseguir el cuerpo perfecto, y miles de películas de hombres musculados que habían llegado a su cajón (el de los juguetes) le servían de base material de estudio. Por aquella época prefería como compañeros de juegos y objetos de deseo a los madelmans. Le atraían sus músculos, decía, mientras repudiaba a las barbies poligoneras . Impulsado por la moda de este siglo (léase el culto al cuerpo), se le metió entre ceja y ceja poseer unos formados bíceps, un robusto pectoral, y olvidar su marginal y esquelética estampa, ésa que nos transmitieron nuestros padres y que ya no arrancaba ternura a los más pequeños de este siglo. Pinocho Trola era gay de alma, pero le fallaba el cuerpo: ése que le permitiría poder ponerse las vetas como lijas cuando alguien que le atrajera quisiera “retozar” a su lado. Necesitaba la urgencia de un dolor, una sonrisa, un grito por placer, una mente calenturienta que le bombardeara con torsos masculinos, una mueca. Y todo ello lo necesitaba retener.

Su metamorfosis de madera a humano ocurrió, inesperadamente y en silencio, una noche del Orgullo Gay cuando Yepetto, su padre adoptivo, en medio de una suculenta orgía le sacó de su artesanal caja y, extasiado, lo introdujo en los carnales orificios de quienes se encontraba por el camino. Fue introducido en varios agujeros descubriendo en su astilla lo que siente un glory hole. Y así, de la noche a la mañana (de resaca) y tras el calor anal y bucal que los invitados le iban suministrando comenzó a mover sus piernas, sus brazos y hasta descubrió un deje sabrosón en su cadera. Cuando el deje llegó a sus labios escupió una primera palabra: SI.
Luego la segunda: MENTIRA.
La tercera fue MÁS.
Con la grandilocuencia de este monosílabo -Yeppeto ya roncaba- desengrasó sus rodillas cual visagra despertada y se tumbó en el suelo (aun manchado con restos de “Orgullo”) inmerso en mil flexiones. Un trance atravesó su ya no encerada piel. No soportaba, a los pocos minutos de vida humana ver sus músculos en tan delgadas y extremas circunstancias. Pinocho, que automáticamente comenzó con las abdominales, se iba animando cada vez más y se enredó en un grito que hizo despertar al orondo padrastro que no entendía absolutamente nada. El anciano pensó que le estaba subiendo todo lo ilegal que había consumido la noche anterior y quiso volver a recostarse, pero esta vez el excitado Pinocho no le dejó volver a su retiro. Con una verborrea apabullante le acorralaba a preguntas.
El maestro Trola, artesano y distinguido juguetero de la comarca, no supo ni quiso responder. Era todo shock.
Tu no eras un muñeco de madera? ¿Cómo es que puedes hablar?
Siempre he sido real como tu vida misma, sólo que ayer participé en tu realidad.
Pinocho sabía que no decía una verdad. Sonrió por primera vez en su vida y en ese mismo momento su cara se ensanchó, y con ella su cuello. Notó también como se estiraba su nariz.
¿Y así ha sido siempre?
Siempre. Respondió el muñeco, rotundo, sabiendo que estaba mintiendo.
Sorpresiva fue su reacción cuando vio que al decir estas palabras su pectoral se infló como si estuviera cogiendo con sus pulmones todo el aire enlatado de un cuento infantil. La voz se tersó.
Esto es muy desconcertante Pinocho, créeme, que te estás moviendo. I cant belived.... ¿Y que he hecho anoche?
Nada. Te quedaste, como cada noche, desplomado, solitario y aburrido en el sofá.
Al apagar su voz con otra de sus mentiras esta vez eran sus bíceps quienes adoptaban una proporción descomunal rasgando las mangas de su minúscula camisa a cuadros a lo Toy Story..
¿Hace buen día?: preguntó resacoso Yeppeto.
Estupendo, no se ha escondido ni un momento el sol.
Afuera llovía.
A pesar de ser de las primeras horas de la mañana parecía entrada la tarde. El gris había coloreado el cielo, y las piernas de la ex marioneta (ya desprendidas de sus hilos), triplicaron su volumen, descubriendo nuevas formas en su nuevo cuerpo humano y percatándose de que a base de mentiras estaba consiguiendo el cuerpo que tanto había ambicionado.
Parpadeaba. Ya no era un muñeco de madera. Empezó a establecer alianza con los espejos que lo adoraban y fue dosificando sus improperios, cultivando su cuerpo, poniéndole frenos a la vigorexia para que no le anabolizara su verdad.
Se hizo adicto a las mentiras ganando así varias competiciones de culturismo.


Yeppeto Trola, como un buen padre, intentaba sembrarle cordura pues su cuerpo ya comenzaba a pasar la fina barrera entre lo estéticamente bonito y el muñeco de Michelín. Quizás era tarde.
Un día ya no pudo más y comenzó una reprimenda brutal de la que el ex muñeco de madrea no pudo salir con vida.
- Tienes que parar, Pinocho, no ves que te estas excediendo. Creo que has llegado a tu límite.
- Que sabrás tu de límites... y te aseguro, sugar daddy, que ya no miento. Lo he dejado. Aunque lo quiera ya no puedo crecer más pues no me quedan mentiras. No volveré a coger una mancuerna en mi vida.
Tras estas palabras una explosión retumbó la humilde casita de la familia Trola.
El padre salió por su propio pie aunque mal herido. Lleno de lágrimas. Desde ese día odió los cuentos infantiles, el Orgullo Gay, las drogas de diseño y las orgías.
Trozos de teka sangrando barniz comenzaban a esparcirse por el caótico salón.




JAVIER BRAVO.
Barcelona, 13 de diciembre de 2010.