miércoles, 20 de octubre de 2010

"ALA-DI-NO"



para Rafa.


Así como otras personas necesitaban un porro, un somnífero o una nana para dormir Aladino precisaba frotar su lámpara para conciliar el sueño. Dicho artefacto era su más preciado objeto y el encendedor se hallaba ubicado debajo del pubis, siempre húmedo, unas veces dispuesto a cumplir su cometido y otras cubierto por una grueso mantel (aunque no por eso menos sensitivo) que él cariñosamente llamaba “mi prepucio”.
Era un ritual acariciar la bien amada lámpara cada noche. A veces con desesperación y otras con mimoso cariño. Y no podía pegar ojo si faltaba a su cita saliéndose de las normas y olvidando el ritual por un momento. La masturbación pasó a ser su dormidina y era gratificante ver como, después de estar frotando y flotando salía de ella, inesperadamente y con mucho carácter, un genio de mirada blanca y pegajosa concediéndole una ristra de deseos. En lo último de la fila estaba el de dormitar en paz. En ocasiones el genio llegaba en grandes manadas viriles cual batallas, otras en un par de gotas calientes que quemaban su piel. Cuando aparecía, con su grito onomatopéyico y seco, Aladino volaba en alfombra persa intentando capturar sus sueños, y el sueño le alcanzaba.
Luego la lámpara pasaba a ser el mero objeto de antes, sin poderes, recobrando el tamaño original mientras el protagonista roncaba cual lirón, sin turbantes ni ataduras, y la agotada mano arropando su miembro.
Lo triste era que una vez descubierto los poderes de su lámpara nunca más pudo cerrar los ojos sin antes masturbarse, pero en cambio descubrió lo placentero de invocar al genio. Cuando esto ocurría, o sea cada noche, su mente hacía limpieza general permitiéndole comenzar un nuevo día cabalgando por un cielo esmeralda, sin contaminación, fabricando nubes de buena calidad que siempre le mantenían excitado y en las nubes, esperando la luna como un exótico vampiro para, desde su alfombra, exiliarse del suelo.

Si en este justo momento te miras los brazos y descubres un biceps más formado y contraído que el otro, si ves un paralelismo en ésta con tu historia y parte de tu ritual nocturno es regalarte placer a diestra y siniestro, si hay una lámpara en tu habitación con el encendedor casi gastado y has visto a el Genio de mirada acuosa tira para el Registro Civil y revisa tu historia. Temo decirte que no estás enfermo pero sí que te han mentido con tu nombre. Puede que te llames Aladino.
Ala di no...



JAVIER BRAVO.
Barcelona, 17 de octubre de 2010.

1 comentario:

rafa dijo...

jejeje me siento identificado ;) no se si volvere a contarte mas cosas jejeje

muy bueno y muy divertido te felicito ;)

muakkk